Hay algunos que son mamás y papás de mascotas. Otros, más tradicionales, son padres y madres de pequeños seres humanos. Hoy en día, sin embargo, es cada vez más común encontrar incluso en las grandes ciudades tías, padres y madres de plantas. Por lo tanto, aprender a hablar con las plantas es lo que cubriremos en este artículo.
Mucho más que una anécdota, estas personas cuidan las plantas con todo mimo y atención, dedicando su vida a hacer crecer una vistosa flora. Cultivan plantas no solo en los patios traseros, sino también en sus apartamentos
Uno de los secretos del éxito de estos padres y madres vegetales es hablar con estos seres vivos. Veremos la mejor manera de hacerlo. ¡Aprende a hablar con las plantas!
¿Por qué hablar con las plantas? – Aprende a hablar con las plantas
Ya está científicamente comprobado que, aunque las plantas no tienen oídos precisamente, los sonidos interfieren en su vida. De esta forma, cada vez es más común que los grandes herbarios y la floricultura en general cuenten con una caja de resonancia en sus sitios de plantación. La música clásica puede favorecer, por ejemplo, la productividad de los árboles frutales.
Pero no es necesario saber cantar para influir en el desarrollo de las plantas. Una buena conversación, cariñosa y “al oído” puede significar mejoras en la apariencia y vitalidad de tus plantas.
Aprende a hablar con las plantas
Separamos algunos consejos generales sobre cómo hablar con las plantas. Estos consejos se pueden utilizar para cualquier especie de planta, desde las más grandes hasta las más pequeñas, desde las fructíferas hasta las ornamentales. Practica y observa el resultado en cada uno de ellos.
Primer consejo: observar
No inicias una conversación con nadie detrás de una pared. Así que tenemos que mirarnos a los ojos para sacar lo mejor de una conversación amistosa. Con las plantas no es diferente. Como no tienen ojos, oídos u órganos que nos permitan entender sus sentimientos, la observación atenta es el primer paso para saber qué decir. Fíjate en los colores de la planta, tanto el verde intenso de las hojas como los colores vibrantes de las flores. Intenta interpretar qué mensajes quiere transmitir la planta con estos colores. De qué manera también podría estar tratando de comunicarse con el mundo que la rodea. De hecho, los colores vibrantes pueden enviar un mensaje de peligro a los depredadores, por ejemplo.
Segundo consejo: empatizar con la planta
A partir de la observación, ponte en su lugar. Un rosal, por ejemplo, tiene espinas para protegerse de las amenazas. Por lo tanto, intente comprender cuáles son estas amenazas y cómo la planta las enfrenta a diario. ¿Cómo reacciona una planta al viento? ¿Se dobla o se resiste? Póngase en su lugar en la planta imaginando cada desafío que enfrenta desde el amanecer hasta el atardecer. Entiende que ella no se mueve, se adapta a las circunstancias. Tener empatía con las plantas también significa entender el papel que juegan en el equilibrio natural del planeta, aportando oxígeno y filtrando el aire que respiramos. Por no mencionar el papel que desempeñan para garantizar la pureza del agua y proteger los manantiales.
Tercer consejo: respeto
Al observar y ponerse en el lugar de la planta, en realidad puede ejercer respeto. Es decir, no la toques de forma que pueda lastimarla, no la pongas frente a un sol que no soporta. Respetar la planta incondicionalmente, es decir, sin imaginarla como un ser inferior. Por otro lado, el respeto significa no idolatrar ciegamente a la planta. Basta con mirarlo como un ser vivo con funciones y necesidades, muchas de las cuales son las más nobles para nuestra vida y la del planeta.
Consejo cuatro: palabras y tonos cálidos
Este consejo se aplica a las plantas, pero también a cualquier ser vivo con el que quieras comunicarte. La regla es nunca usar palabras violentas o agresivas. Tampoco es interesante utilizar un tono de voz muy serio o amenazante. Las plantas son sensibles a las palabras y los sentimientos, algunas especies más que otras. Sin duda, al tratar con respeto a las plantas y a las personas, la vida se volverá menos agresiva y violenta para todos.
Quinto consejo: escucha
Hable un poco, cuente sobre su vida y sus sentimientos. Las plantas también pueden ser amigas en este sentido. Después de decir algo, espera y escucha. Las plantas no contestarán las palabras, pero el viento y el susurro permitirán una especie de diálogo. Cada planta reacciona de manera diferente al viento y emite un sonido único. No se avergüence de interpretar este sonido como interpretamos las palabras en un diálogo continuo.
Sexto consejo: Rutina
Hable con las plantas todos los días. Si no puedes, al menos establece una rutina fija. No olvides que el tiempo de las plantas es diferente al nuestro. Miran el amanecer y el atardecer con una expectativa completamente diferente a la de quien controla las luces y la tecnología. Se alimentan en diferentes momentos. Así que establece una rutina. El consejo es hablar en ese momento del día del cuidado, cuando vas a regar las plantas, fertilizarlas o posicionarlas.
¡No te sientas loco! Aprende a hablar con las plantas
Este es quizás el consejo más preciado de todos: hablar con las plantas no es cosa de locos. No necesita confiar en artículos científicos para demostrarle a nadie los resultados de los sonidos en la vida de las personas. En primer lugar, no hay nada más inofensivo para ti y para el mundo que hablar con las plantas. Solo eso debería ser suficiente para hablar con ellos.
¿Si crees que el “no hace daño a nadie”? no es suficiente, pensar desde el otro lado. Hablar con las plantas puede incluso ser un estímulo positivo para nuestra propia mente. A menudo puede ser el momento en el que resolvemos los buenos sentimientos, cuando dejamos un espacio en el día para ocuparnos de algo que nos hace sentir bien.
Finalmente, escuchar y respetar las plantas es una actitud ética e inteligente en un mundo de calentamiento global y desastres climáticos. Todos sabemos lo importantes que son las plantas en el cuidado del planeta. Muchas veces podemos agradecerles de la forma más sencilla: simplemente decirles gracias, con palabras bonitas y sinceras. ¡Aprende a hablar con las plantas!